Llora el palacio de Buckingham: Felipe de Edimburgo y 5 datos que no conocías de su vida

La noticia de su fallecimiento shoqueó al mundo entero.

Y el día llegó, Felipe de Edimburgo, falleció este 9 de abril a sus 99 años de edad. Pasó más de 70 años al lado de la Reina Isabel II. Era especialmente conocido por no morderse la lengua, pero también le gustaba pintar y montar en carruaje. A continuación te comentamos cinco datos que no conocías de su vida.

El intrincado y trágico árbol genealógico del duque de Edimburgo
El Duque de Edimburgo y la Reina Isabell II.
  1. Felipe de Edimburgo tuvo que sacrificar varias cosas para casarse con la entonces princesa Isabel en 1947. Inclusive renunció a sus títulos de Príncipe de Grecia y Dinamarca para convertirse en Duque de Edimburgo y Príncipe del Reino Unido en 1957.
  2. Era ortodoxo, pero aceptó renunciar a ello para hacerse anglicano, y para complacer a su prometida dejó de fumar.
  3. Tras la muerte del rey Jorge VI en 1952, que llevó al trono a su joven esposa, Felipe tuvo que abandonar una prometedora carrera como oficial de la Marina Real. Se casó con la Reina Isabel el 20 de noviembre de 1947 y se convirtió en Duque de Edimburgo.
  4. Las relaciones con su hijo mayor, Carlos, «nunca fueron muy cordiales» y, según el Mail, alcanzaron su punto más bajo en 1995.
  5. Tenía un llamativo apodo: «Mon petit chou» («mi pequeño repollo»). Este se debió a que Felipe vivió en Francia durante siete años cuando era niño.

Isabel II siempre lo describió como su «roca» y su «apoyo», pero la familia Windsor no estaba nada contenta cuando la joven princesa anunció que se casaba con él. Según el diplomático y escritor Sir Harold Nicolson, el rey Jorge VI y su esposa la encontraron «grosera, antipática y maleducada» y pensaron que «probablemente era infiel». Intentaron presentar a su hija a otros candidatos que se ajustaban más a su perfil deseado.

La relación entre Felipe de Edimburgo y Carlos

Se dice que los dos hombres se han declarado la «guerra» tras la decisión del Duque de talar 63 robles centenarios en los terrenos del Castillo de Windsor. El príncipe Carlos, un acérrimo ecologista, habría acusado a su padre de vandalismo.

A menudo se describe a Carlos como un padre duro y frío que, siendo un joven sensible, decidió enviarlo al estricto internado de Gordonstoun, en Escocia, cuya severidad templaría al atlético Felipe de Edimburgo pero resultó ser un infierno para su hijo.

Por último, vale comentar que el Duque era conocido por su afición a los caballos y a los deportes ecuestres, como el polo y la equitación, en los que competía por el Reino Unido. También le gustaba escribir, pilotar aviones y tenía una gran pasión por los coches. Sin embargo, la pasión del príncipe por la pintura era menos conocida.

Fue un enigmático coleccionista de arte y pintaba él mismo: su obra más famosa es un cuadro de 1965 de su esposa leyendo el periódico de la mañana, titulado «La Reina en el desayuno, castillo de Windsor». Curiosamente, Felipe falleció en este mismo castillo.

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